“Viva Cristo Rey” por Padre Edduar Molina Escalona
“Viva Cristo Rey” por Padre Edduar Molina Escalona
Llegamos al último domingo del año litúrgico con la Solemnidad de Cristo Rey del Universo. Con esta fiesta damos por concluido un ciclo de celebración de nuestra fe y la Iglesia nos invita a contemplar a Nuestro Redentor como Rey totalmente contrario a los modelos de este mundo.
Jesús es Rey que tiene como trono una cruz, como cetro una caña rota, en vez de corona de oro y dimanantes una de espinas. Jesús es Rey y no hace uso de armas, ni de ejércitos, ni busca defenderse… no los necesita.
Es un rey que nos llegó envuelto en pañales, en la humildad y pobreza de un pesebre. Pasó por el mundo desapercibido sin pretender ser protagonista de nada, sino en caminar con sus hermanos los hombres y mujeres de su tiempo. Se dejó alimentar, enseñar, corregir, vivió las mismas necesidades de todo mortal, se cansó, tuvo sed, lloró y comió con pecadores, para enseñarnos la grandeza de la humanidad cuando se deja llenar por el amor de Dios.
Un Rey que salió a la conquista del mundo, no con un ejército de expertos soldados, adiestrados en artes marciales o bélicas; sino con un pequeño equipo de humildes pescadores, que sólo sabían el arte de pescar y remendar las redes. Un Rey que anunció un Reino maravilloso de paz, de humildad, de pobreza, de pureza, de verdad
Con su manera de actuar nos enseñó que el verdadero líder no impone, sino propone, no busca crear miedo, sino ser recibido con amor, pues su verdadero seguidor es aquel que se entrega por completo sin reservas a servir a sus semejantes, pues el mismo no ha venido a ser servido sino a servir y a dar la vida por todos. (Mt 20,20-28).
En fin, un Rey que guardó la espada de su justicia, para desplegar sólo la capa de su misericordia, que tendía a todos los que a Él se acercaban.
Las exigencias de este gobernador del universo, son solo tres: negarse a sí mismo, es decir, olvidarse de nuestros egoísmos para pensar más en el otro, tomar la cruz de cada día, asumir con valentía y fortaleza las pruebas y dificultades de cada día y seguir sus huellas, por el camino del amor (Mt 16, 24-28).
El verdadero reinado Cristo comienza en la conciencia, en el corazón y en la vida de cada uno de nosotros; esa es la única victoria con la fuerza de su amor, un amor entregado, un amor redentor y samaritano, así es la realeza de Jesucristo.
Trabajemos unidos para que Cristo pueda reinar en cada familia y poner su reinado de amor y paz, desterrando toda pelea, divisiones y egoísmo. Que pueda reinar en cada joven y lo ayude a descubrir la belleza de su reinado de pureza y alegría, desterrando toda miseria y bajeza humana.
Cristo quiere reinar en nuestras comunidades y llevarnos a la unidad en medio de nuestra diversidad, desterrando envidias, pugnas, murmuraciones y luchas de protagonismo.
Cristo quiere reinar en cada gobierno y poner su reinado de justicia y de verdad, desterrando toda explotación, venganza y ansias de dominio, instaurando su libertad en este mundo que quiere enarbolar la bandera del liberalismo; venciendo, con la fe y el amor, tantas guerras e ideologías que ha dejado millones de muertes y naciones enteras devastadas.
La fiesta de Cristo Rey nos invita a soñar en grande, como lo dijo el Papa Francisco: “El Señor no quiere que recortemos los horizontes, no nos quiere aparcados al margen de la vida, sino en movimiento hacia metas altas, con alegría y audacia. No estamos hechos para soñar con las vacaciones o el fin de semana, sino para realizar los sueños de Dios en este mundo. Él nos ha hecho capaces de soñar para abrazar la belleza de la vida”.
