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Benzema celebra su segundo tanto en el partido.


Benzema comanda al Real Madrid en su vuelta al ruedo: Valladolid 0-2 Real Madrid

El Madrid se va aliviado, que no feliz, de un gran año. La hibernación mundialista no le ha ayudado. La recuperación de Benzema ha sido únicamente clínica, Qatar ha empeorado a alguno de sus jugadores principales (sálvense Courtois y el que pueda) y Vinicius no puede con todo. Al menos salvó los tres puntos, con un penalti de VAR, a falta de diez minutos, transformado por Benzema, que despertó tarde. Se acostó líder pero inquieto: un Valladolid  valiente le tuvo demasiado tiempo con el corazón encogido.

Dos meses después, Ancelotti recordó que andaba a dos puntos del Barça cuando a principios de noviembre bajó el telón de la Liga. Y en Valladolid, donde el invierno sube de tono, se rodeó de lo mejor disponible: Vinicius, que siempre trae algo nuevo sea cual sea su estado; Benzema, en fase de rehabilitación, y Asensio, que al Mundial se fue en cuarto creciente. Lo de Modric y Tchouameni de salida era un imposible. Su presencia en el banquillo sonó a mensaje para el resto: las Ligas se ganan y se pierden en noches frías, en estadios calientes y ante rivales que acaban no siendo lo que parecen. También iba para el once otro recién llegado, Militao, al que una indisposición dejó postrado en el hotel.

El Valladolid salió en modo centinela: Fresneda e Iván Sánchez para un marcaje al cuadrado a Vinicius, la zaga adelantadísima para evitarse un peligroso encierro y Sergio León descolgado arriba para lo que surgiera. Este año ha hecho muchos blancos con pocas balas.

Y mientras el Madrid decidía cómo entrar en acción, llegó el primer lío. Asensio disparó raso, rechazó Masip, la pelota fue a Ceballos, que centró raso y Javi Sánchez interceptó el envío con el pie primero y con la mano en posición de vuelo después para evitar un gol seguro de Benzema. Munuera vio lo que no fue. Les dijo a los jugadores del Madrid y a Ancelotti que la mano era inocente porque estaba apoyada en el suelo. El VAR no le corrigió. Y lo que pareció un penalti claro fue caso archivado. La ley de las manos está hecha de chicle.

A partir de ahí, el choque fue del Madrid, inclinadísimo a la izquierda, con Vinicius en papel de rompehielos. Bordeó el gol en un remate que rechazó Masip y le cayó franco a Benzema. El francés, a puerta semivacía, lanzó un morterazo al cielo. El plan del Valladolid era defender con muchos y atacar con muchos después del robo, pero no encontró demasiada superioridad por ahí. El Madrid también ha hecho del replegue un arte. Ancelotti ha puesto freno a aquellos tiempos de despendole en que el equipo se partía en dos. Aun así, dos disparos lejanos de Aguado, uno con más colocación que potencia detenido por Courtois y otro que se le fue ancho, anunciaron un cambio de tendencia del partido. El Valladolid descubrió que también había vida en campo adversario. Le convenció de ello Roque Mesa, el generador de su equipo. La parte menos grata le cayó a Sergio León, que quemó muchos kilómetros con poco premio entre los centrales del Madrid.

El duelo tenía un nervio superior a los del premundial, cita que provocó estrabismo en demasiados futbolistas, pero no andaba sobrado de ocasiones. Lo esperaba el Valladolid y lo temía el Madrid, que echó en falta un mejor nivel de Valverde o Benzema, al que se le nota demasiado que acaba de salir del taller.

Con el tiempo en contra, el Madrid retomó el mando a vuelta de descanso. Kroos se metió entre los centrales para poner orden desde muy atrás y el equipo le dio más carrete a Asensio en la derecha. En un minuto el balear y Rüdiger, en un córner, tuvieron opciones frente a Masip. En un minuto se rompieron Roque Mesa y Escudero. El partido había empezado a descamisarse y ayudaban a ello los cambios: Plata y Rodrygo, dos agitadores, salieron a escena. La cosa le iba mejor al Valladolid, que por la banda del ecuatoriano y de Fresneda abría hueco, mientras al otro lado Benzema ofrecía una versión imprecisa, en la combinación y en el remate, que no ha sido costumbre en los últimos cuatro años. En una sucesión de córners sobre el área blanca Courtois tuvo que salvar un gol olímpico de Aguado y hacer un milagro a un cabezazo picado de Sergio León. Una parada de partido.

La respuesta del Madrid fue a título individual. Una diablura de Vinicius que quiso culminar con una picadita que lo estropeó todo. Cerca del final, Benzema vadeó el área hasta sacarse un disparo que le adivinó Masip. Y a diez minutos del final, el VAR sí llamó esta vez a Munuera por otra mano antinatural de Javi Sánchez que interceptó un cabezazo de Rüdiger. La jugada acabó en doble castigo para el Valladolid: penalti convertido por Benzema y expulsión fulminante de Sergio León por recitarle unos versos al cuarto árbitro. Fin del partido. Luego Camavinga se comió a la defensa del Valladolid con un esprint brutal y le regaló el doblete a Benzema, al que le ha llegado el gol antes que el juego.





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