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Rosana Ordóñez: “Si me voy, quiero que llenen esta página de poemas y de flores…” por ORLANDO OBERTO URBINA

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por ORLANDO OBERTO URBINA
Rosana Ordóñez: “Si me voy, quiero que llenen esta página de poemas y de flores…” por ORLANDO OBERTO URBINA


“…Pues estaré cabalgando por las nubes del cielo en un unicornio azul”. Así dijo, antes de morir, esta periodista de notable estatura moral. Así era la gran Rosana Ordoñez, la que tenía unos ojos amarillos como el sol que irradiaba todo lo que estaba a su lado, con una sonrisa hermosa y su imponente estatura, tal como sus batallas por la vida. Nunca se prestó para manejos dolosos ni para zancadillas: había nacido para marcar pauta en el periodismo y en su trayectoria política y educativa.

Rosana Ordoñez era de padres merideños. Nacido en Ejido, su padre fue un militar que estuvo de agregado en Perú, y por eso esta venezolana nació allí. Al mes de haber nacido en Lima un 12 de Febrero de 1951, sus padres la trajeron a Venezuela y la nacionalizaron. Rossana era una periodista de mil luchas, y por ello lograba destacarse en todo lo que tenía que ver con acciones contundentes en favor de los más necesitados, y en pro de lograr mejoras para todo lo propuesto durante su larga trayectoria profesional.

Como periodista, hizo carrera en RCTV, también ejerció como locutora en RDG Nueva York. Trabajó como editora internacional, y se desempeñó como profesora en la universidad Santa María en Caracas. Presidió el Instituto de Previsión Social del Periodista, y fue secretaria general de Colegio Nacional de Periodistas, seccional del Distrito Federal. Fue directora de las Revista Bohemia y Momento, que jugaron un papel primordial en el periodismo latinoamericano y venezolano de su tiempo. La incansable Rossana nos informaba durante las mañanas con su acostumbrado espacio televisivo que se transmitía por Radio Caracas Televisión llamado “Lo de Hoy Es Noticia”, acompañada con otro excelente periodista venezolano: Emilio Santana.

A nuestra querida e inolvidable periodista le correspondió asumir tareas imprescindibles a la hora de contribuir con el país, como fue la de presidir el Ministerio de Comunicación e Información por un breve tiempo durante la gestión de transición del historiador y presidente encargado de la república Ramón J. Velázquez. Rosana Ordóñez estaba casada con el periodista Apolinar Martínez, y fue madre de dos hijas: María Gabriela y Luisana. Logró alcanzar más de cuatro décadas como periodista en diversos medios nacionales.

Se inició en las páginas del diario El Nacional, y fue una de las primeras mujeres en dirigir un medio impreso; tal fue el caso en las revistas Bohemia y Momento, del Bloque de Armas. Fue Presidenta del Partido Copei, concejala metropolitana de Caracas (2000-2004), directora de Relaciones Públicas Institucionales del Instituto venezolano de Investigaciones Científicas (1995-1997), directora de información de la  línea Aeropostal Venezolana,(1976), jefe de relaciones públicas del Ministerio de la Juventud (1972) y vicepresidenta del canal 44 TV del entonces estado Vargas.

En Rossana hay una carrera que constituye un ejemplo notable de exigencia y superación para las actuales generaciones, aunque las demandas del hogar y la salud de su hija Gaby luego la mantuvieron alejada de las cámaras. Ejerció como docente en tres universidades, y en una de ellas fue su directora. Poco antes de su fallecimiento, obtuvo el doctorado en Ciencias Sociales de la UCV.

Su ejercicio periodístico de frescura y espontaneidad se destacaron en su perfil profesional y en las redes sociales, donde compartía con sus lectores sus anécdotas de “los tres mosqueteros”: ella, su hija Gaby y su esposo, en sus peripecias para sortear las dificultades económicas del país. Publicó un libro de recetas de cocina para la crisis, con un éxito que la motivo a seguir adelante. En su libro titulado La Mesa de Rosana, cuenta sus experiencias culinarias, recetas, consejos e historias compartidas por su familia y amigos. Su hija padeció de epilepsia, y esto hizo que Rossana deviniera toda una batalladora que luchaba sin descanso para obtener los medicamentos de su hija. Por esta misma razón, hablaba en nombre de los epilépticos de Venezuela en un país donde “poco se consiguen los medicamentos en las farmacias, y se venden a precios exorbitantes”. Su hija a veces tenía más de 400 convulsiones. Posteriormente, se le diagnosticó a la periodista una dolencia en el hígado, y cáncer de páncreas.

En Junio del año 2021, el Colegio Nacional de Periodistas pidió apoyo económico a la comunidad, ya que Rosana Ordoñez no contaba con los recursos para afrontar la enfermedad. Al hacer pública la noticia y la solicitud monetaria, no todos los conocidos tomaron la misma reacción de apoyo, algunos la criticaron. Ella salió en defensa de su dignidad, y ya convaleciente explicó: “porque fui Viceministra, yo vivo como una familia de clase media en decadencia, como todos los venezolanos y actúo bajo los principios éticos de la religión católica y nuestro código de ética del periodista. No he robado, no soy corrupta y todavía trabajo”.

Así lo había declarado al diario El Nacional, donde se inició como periodista. Rossana falleció a la edad de 70 años el 01 de Agosto de 2021. Fue una extraordinaria mujer de lucha que le dedicó a su país tiempo y trabajo, lo que no pudo ya contar en los últimos días de su vida, pues murió con la mínima ayuda gubernamental, esperando por un tratamiento digno y unas medicinas que en cualquier otro país se habrían encontrado sin mayor problema.

Ella fue otra memorable mujer de la gran Venezuela del pasado, que se nos apagó para siempre. Es importante su inusitada espontaneidad; compartió con sus amigos y seguidores los detalles del proceso de su enfermedad, desde antes del momento de su detección, y su descomunal inteligencia pues no se llamó a engaños cuando, a punto de ingresar a la intervención a que sería sometida, cabal y plena de su intuición, dando un ejemplo de entereza y valentía a sus familiares y amigos, escribió sus últimas palabras: “ Si me voy, quiero que llenen esta página de poemas y flores, pues estaré cabalgando por las nubes del cielo en un unicornio azul”. Así lo escribió y publicó su amiga y colega Maritza Jiménez en el diario El Universal el día de su fallecimiento.

 Desde Crónicas memorables, la recordamos con esta pequeña semblanza por haber sido una mujer de grandes lides que sirvió a su país con decencia.





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