Mérida, Noviembre Miércoles 29, 2023, 08:45 am
“…Pues estaré cabalgando por las nubes del cielo en un
unicornio azul”. Así dijo, antes de morir, esta periodista de notable estatura
moral. Así era la gran Rosana Ordoñez, la que tenía unos ojos amarillos como
el sol que irradiaba todo lo que estaba a su lado, con una sonrisa hermosa y su
imponente estatura, tal como sus batallas por la vida. Nunca se prestó para manejos
dolosos ni para zancadillas: había nacido para marcar pauta en el periodismo y
en su trayectoria política y educativa.
Rosana Ordoñez era de padres merideños. Nacido en Ejido, su
padre fue un militar que estuvo de agregado en Perú, y por eso esta venezolana
nació allí. Al mes de haber nacido en Lima un 12 de Febrero de 1951, sus padres
la trajeron a Venezuela y la nacionalizaron. Rossana era una periodista de mil luchas,
y por ello lograba destacarse en todo lo que tenía que ver con acciones
contundentes en favor de los más necesitados, y en pro de lograr mejoras para
todo lo propuesto durante su larga trayectoria profesional.
Como periodista, hizo carrera en RCTV, también ejerció como
locutora en RDG Nueva York. Trabajó como editora internacional, y se desempeñó
como profesora en la universidad Santa María en Caracas. Presidió el Instituto
de Previsión Social del Periodista, y fue secretaria general de Colegio
Nacional de Periodistas, seccional del Distrito Federal. Fue directora de las
Revista Bohemia y Momento, que jugaron un papel primordial
en el periodismo latinoamericano y venezolano de su tiempo. La incansable
Rossana nos informaba durante las mañanas con su acostumbrado espacio televisivo
que se transmitía por Radio Caracas Televisión llamado “Lo de Hoy Es Noticia”,
acompañada con otro excelente periodista venezolano: Emilio Santana.
A nuestra querida e inolvidable periodista le correspondió
asumir tareas imprescindibles a la hora de contribuir con el país, como fue la
de presidir el Ministerio de Comunicación e Información por un breve tiempo
durante la gestión de transición del historiador y presidente encargado de la
república Ramón J. Velázquez. Rosana Ordóñez estaba casada con el periodista
Apolinar Martínez, y fue madre de dos hijas: María Gabriela y Luisana. Logró
alcanzar más de cuatro décadas como periodista en diversos medios nacionales.
Se inició en las páginas del diario El Nacional, y fue una de las primeras mujeres en dirigir un medio
impreso; tal fue el caso en las revistas Bohemia
y Momento, del Bloque de Armas. Fue
Presidenta del Partido Copei, concejala metropolitana de Caracas (2000-2004),
directora de Relaciones Públicas Institucionales del Instituto venezolano de
Investigaciones Científicas (1995-1997), directora de información de la línea Aeropostal Venezolana,(1976), jefe de
relaciones públicas del Ministerio de la Juventud (1972) y vicepresidenta del
canal 44 TV del entonces estado Vargas.
En Rossana hay una carrera que constituye un ejemplo notable
de exigencia y superación para las actuales generaciones, aunque las demandas
del hogar y la salud de su hija Gaby luego la mantuvieron alejada de las
cámaras. Ejerció como docente en tres universidades, y en una de ellas fue su
directora. Poco antes de su fallecimiento, obtuvo el doctorado en Ciencias
Sociales de la UCV.
Su ejercicio periodístico de frescura y espontaneidad se
destacaron en su perfil profesional y en las redes sociales, donde compartía
con sus lectores sus anécdotas de “los tres mosqueteros”: ella, su hija Gaby y
su esposo, en sus peripecias para sortear las dificultades económicas del país.
Publicó un libro de recetas de cocina para la crisis, con un éxito que la
motivo a seguir adelante. En su libro titulado La Mesa de Rosana, cuenta sus experiencias culinarias, recetas,
consejos e historias compartidas por su familia y amigos. Su hija padeció de epilepsia,
y esto hizo que Rossana deviniera toda una batalladora que luchaba sin descanso
para obtener los medicamentos de su hija. Por esta misma razón, hablaba en
nombre de los epilépticos de Venezuela en un país donde “poco se consiguen los
medicamentos en las farmacias, y se venden a precios exorbitantes”. Su hija a
veces tenía más de 400 convulsiones. Posteriormente, se le diagnosticó a la
periodista una dolencia en el hígado, y cáncer de páncreas.
En Junio del año 2021, el Colegio Nacional de Periodistas pidió
apoyo económico a la comunidad, ya que Rosana Ordoñez no contaba con los recursos
para afrontar la enfermedad. Al hacer pública la noticia y la solicitud
monetaria, no todos los conocidos tomaron la misma reacción de apoyo, algunos
la criticaron. Ella salió en defensa de su dignidad, y ya convaleciente
explicó: “porque fui Viceministra, yo vivo como una familia de clase media en
decadencia, como todos los venezolanos y actúo bajo los principios éticos de la
religión católica y nuestro código de ética del periodista. No he robado, no
soy corrupta y todavía trabajo”.
Así lo había declarado al diario El Nacional, donde se inició como periodista. Rossana falleció a la
edad de 70 años el 01 de Agosto de 2021. Fue una extraordinaria mujer de lucha
que le dedicó a su país tiempo y trabajo, lo que no pudo ya contar en los
últimos días de su vida, pues murió con la mínima ayuda gubernamental,
esperando por un tratamiento digno y unas medicinas que en cualquier otro país
se habrían encontrado sin mayor problema.
Ella fue otra memorable mujer de la gran Venezuela del
pasado, que se nos apagó para siempre. Es importante su inusitada espontaneidad;
compartió con sus amigos y seguidores los detalles del proceso de su
enfermedad, desde antes del momento de su detección, y su descomunal
inteligencia pues no se llamó a engaños cuando, a punto de ingresar a la
intervención a que sería sometida, cabal y plena de su intuición, dando un
ejemplo de entereza y valentía a sus familiares y amigos, escribió sus últimas
palabras: “ Si me voy, quiero que llenen esta página de poemas y flores, pues
estaré cabalgando por las nubes del cielo en un unicornio azul”. Así lo
escribió y publicó su amiga y colega Maritza Jiménez en el diario El Universal el día de su fallecimiento.
Desde Crónicas memorables, la recordamos con
esta pequeña semblanza por haber sido una mujer de grandes lides que sirvió a
su país con decencia.