Mérida, Diciembre Domingo 10, 2023, 05:53 am
El pasado martes diecisiete de los
corrientes culminó el arzobispado de Monseñor Baltazar Porras en Mérida. En
horas de la madrugada de Venezuela, en horario de labor en el Estado Vaticano,
el Santo Padre Francisco emitió la bula designatoria del sexto arzobispo
emeritense como titular de la sede metropolitana caraqueña.
El nombramiento ocurre en momentos en
que todos estábamos esperando una gira del eminentísimo Cardenal por los
pueblos merideños para saludar a los miles de fieles merideños que lo hemos
acompañado en sus treinta y nueve años en nuestro medio andino.
Esto, en razón de que en octubre de
2024 cumplirá ochenta años y se acercan los tiempos del retiro canónico, más no
su ausencia personal porque aún quedan fuerzas para pastorear en cualquier
lugar del mundo.
El Papa Francisco ha marcado un nuevo hito en la historia
eclesial venezolana. Designa Arzobispo de la sede primada venezolana a un
hombre de setenta y ocho años, tres por encima de la edad de retiro y lo hace
en la persona de un gran sacerdote, de quien es no solo miembro del gobierno vaticano,
sino que es un intelectual miembro de una academia nacional. Es decir, uno de
los prominentes venezolanos en todos los sentidos.
Se trata del segundo Arzobispo que
sale de la metrópolis merideña para ser titular en la capital venezolana.
Primero fue Monseñor José Humberto Quintero Parra, nacido en la Aldeas El Cacho
de Mucuchíes, más adelante Cardenal de la Iglesia Universal. Eso ocurrió hace
seis décadas. Quintero era Arzobispo Coadjutor del ilustre patriarca Monseñor
Acacio de la Trinidad Chacón Guerra, el más dilatado titular de la sede
merideña y autor de las grandes obras de la catedral y palacio.
Monseñor Porras, caraqueño del pleno
centro citadino, deja un gobierno muy fecundo. Renovó completamente el clero
emeritense con sus más de cien ordenaciones de nativos, preservó una cercana
relación con todos los sectores de la provincia eclesiástica, especialmente con
la Universidad de Los Andes, mantuvo en perfectas condiciones todas las
instalaciones arzobispales, mejorando el museo, archivo, biblioteca, seminario
y sedes parroquiales, fue cercano a sus hermanos sacerdotes, adquirió dos
residencias episcopales, se preocupó por la edición de libros, auspició
investigaciones y promovió a cinco de sus presbíteros para el episcopado.
Mérida queda a cargo de un eminente
sacerdote marabino Monseñor Helizandro Emiro Terán Bermúdez, agustino. El mismo
martes asumió en plenitud el Arzobispado, lo cual lo convierte en el séptimo
jefe provincial de esta ya ilustre jurisdicción católica. Lo sigue acompañando,
hasta ahora, el Obispo Auxiliar Monseñor Luis Enrique Rojas.
Las tareas de Monseñor Porras en
Caracas no son nada sencillas. Una inmensa población reclama atención
permanente. Para ello debe incrementarse el clero. En cuatro años como
Administrador Apostólico se ha ocupado del tema con mucho esmero. Una de sus
exitosas gestiones fue la creación del Obispado de Petare. La Arquidiócesis de
Caracas ahora cuenta con cuatro diócesis:
Los Teques, La Guaira, Guarenas y Petare.
Al saludar a Monseñor Porras, nuestro
sexto cardenal venezolano, lo despedimos con la satisfacción de haber tenido un
pastor legítimo, un hombre sencillo, impulsando nuestra cristiandad y cooperando
a la mayor felicidad de nuestras familias.