Mérida, Marzo Jueves 30, 2023, 02:00 pm

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Educación para una nueva sociedad por Edgar Márquez C.

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Educación para una nueva sociedad por Edgar Márquez C.


Venezuela está requerida del replanteamiento del sistema educativo global. No se trata solamente de atender la problemática recientemente expuesta por los propios docentes, de todos los niveles y modalidades, sino de ocuparnos de ejecutar un ambicioso proyecto general y total, sobre un modelo posible y verificable, para que la sociedad alcance otras dimensiones, más cónsonas con el modernismo de este siglo.

Si, en efecto, los maestros (por decirlo con una palabra que los engloba a todos) merecen, se lo han ganado y necesitan una mejor remuneración, pero debo advertir que cualquier aumento, por grande que sea, en medio del caos de la economía, de nada servirá porque la inflación de costos  devora y aniquila cualquier incremento.

En estos momentos la economía ha pasado a tener otro signo monetario. Ya no es el bolívar, que devino en una suerte de moneda complementaria, sino que se impuso el dólar americano y en la frontera con Colombia domina el peso de ese país.

Necesitamos dar un vuelco a la economía, para superar muchos males. Podemos alcanzar la estabilidad social y económica, si con cambios sustanciales, desprovistos de contenidos ideológicos y de inclinaciones ajenas a nuestra idiosincrasia. Ese es un tema muy importante.

En lo atinente a la educación debemos atender el reclamo monetario, sí, dentro del criterio de que eso no lo es todo, porque el país debe asumir un debate nacional para confeccionar un modelo sostenido en el tiempo que nos permita asegurar calidad en la formación con vista a ser una nación del primer mundo.

Tenemos todas las condiciones necesarias en cuanto al recurso humano por formar. Somos un país joven, con millones de seres, con estructuración física y mental apropiada, con espacio geográfico suficiente, con recursos hídricos, forestales, de suelos, de montañas, de vías, de pureza del aire, etc., que nos permiten hacer una planificación para un largo plazo, de varias décadas.

Nuestros medios de comunicación cubren todo el espacio venezolano. Solo nos falta colocar la educación como la gran prioridad, para que cada venezolano tenga un nuevo personal y comunitario sobre su futuro, para que seamos una nación con valoración y autoestima, que dependa de nosotros mismos y no del cambiante color de los gobiernos.

Estamos llamados a ser una sociedad distinta, pero eso será una construcción de todo el colectivo nacional, de todos los hombres y mujeres, enfocados a conquistar lo que no conocemos, pero que se puede resumir en alcanzar un país mejor, una sociedad nueva, donde todos quepamos, donde interactuemos con recelos, ni resentimientos sociales, donde aportemos al bienestar general y o seamos, como ahora, un grupo de habitantes ocupado de hacer riqueza sin medir las proporciones del daño ambiental, del deterioro de las ciudades y de los servicios, del afán de lucro para despilfarrar los ingresos personales y de empresas en lujos que ofenden a los más necesitados.

Educar para un futuro grande supone superar las viejas tendencias de formar profesionales solamente para que cada quien solucione sus problemas personales, sin que esa educación está unida a un gran plan transformado, donde el primer cambio sea cultural, para luego generar planes, muchos planes, específicos en todas las áreas del quehacer en procura de que podamos competir con el mundo, dejando de lado los viejos resabios de la vieja dependencia del petróleo, que, con tantos años, no lo pudimos sembrar, como lo planteó Alberto Adriani.

De haberlo sembrado en los últimos cincuenta años no habríamos llegado al desastre social de estos años, por muy malo que haya sido el gobierno, porque la propia sociedad, culturalmente cambiada, habría impedido tantos males como los que estamos viviendo.

 

Construcción de la unidad

Los hombres que luchamos por la democracia en Venezuela, estamos llamados a construir la unidad política opositora. El tiempo avanza y desde hace años, los "dimes y diretes" entre los factores opositores, cada vez aumentan. Construir una unidad en las actuales circunstancias es una labor difícil, pero no es imposible. Se requiere compromiso, seriedad y lealtad. No es posible construir la unión de los líderes, de los ciudadanos y de los partidos, si cada cual no hace un aporte y no recibe un espacio. Los liderazgos mesiánicos emergentes no son la solución. Se requiere del aporte de cada sector y de paso llegar hasta el final, con la palabra empeñada. De mi parte están abiertas las opciones, para que, en el caso de Mérida, ese caudal que nos acompañó en 2021, sirva para promover la unión y comenzar desde ya la recuperación de los espacios que se perdieron.





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