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El camino cuaresmal es sinodal por Padre Edduar Molina Escalona

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El camino cuaresmal es sinodal por Padre Edduar Molina Escalona


El Santo Padre Francisco nos regala su mensaje cuaresmal 2023, titulado “Ascesis cuaresmal, camino sinodal”. Lo central de su exhortación es mostrarnos la relación que existe entre el camino cuaresmal y el camino sinodal que atravesamos, “arraigado en la tradición de la Iglesia y al mismo tiempo, abierto a la novedad”.

 

El Papa nos invita a contemplar las escenas evangélicas de la Transfiguración, para describir que “el camino ascético cuaresmal, al igual que el sinodal, tiene como meta una transformación personal y eclesial. Una transformación que, en ambos casos, encuentra su modelo en la de Jesús y se realiza mediante la gracia de su misterio pascual”.

 

La Cuaresma es un semáforo en rojo que nos detiene de la marcha rutinaria de nuestras vidas para invitarnos a revisar en lo profundo, ponernos en camino siguiendo a Jesús para tomar conciencia y recibir su Plan de Salvación. También es un desprenderse de la mediocridad y de la vanidad que nos ahoga el espíritu para, de ese modo, poder vivir cada uno la experiencia de fe de ser transfigurados, como personas y como cristianos, dejar que nuestras vestiduras vuelvan a blanquearse con blanca hermosura (Ap. 22,14), gracias al sacramento de la penitencia, para caminar juntos en la misión a la que hemos sido convocados (Mc 16,15-18).

En Cuaresma se nos invita a “subir a un monte elevado” (Mt 17,1-8) junto con Jesús, para vivir con el Pueblo Santo de Dios una experiencia particular de ascesis”, (palabra que significa esfuerzo, compromiso por uno mismo y su propio crecimiento y madurez interior). Nos dice el Papa que es hora de subir de nuestros llanos de consumismo, de una vida centrada en “una cotidianidad a menudo repetitiva y a veces aburrida”, para mirar el Tabor de la oración, del encuentro familiar, de “perder tiempo en el otro”, de olvidarnos de nosotros mismos para pensar en los demás.

 

Pero en esta experiencia de “excursión a la montaña”, no podemos subir solos sin la guía del Espíritu, superando nuestras resistencias, nuestra voluntad egoísta, para dejarnos conducir por Él a un lugar desierto y elevado, distanciándonos de las mediocridades y de las vanidades". Lo que implica un camino cuesta arriba, que requiere esfuerzo, sacrificio y concentración, camino que se escoge desde la libertad de optar por la senda del bien (Dt 30,15).

 

Subir a esa montaña de purificación y contemplación en este Santo Tiempo de Cuaresma también requiere “ir juntos”, no se sube solo a las montañas más altas, a Jesús también hemos de seguirlo juntos. Al final de la subida, a los tres discípulos les es dado verlo resplandecer con luz sobrenatural. “Como en cualquier excursión exigente de montaña, a medida que se asciende es necesario mantener la mirada fija en el sendero; pero el maravilloso panorama que se revela al final, sorprende y hace que valga la pena”, subraya Francisco.

También el proceso sinodal, de caminar juntos como Iglesia, muchas veces nos pudiera parecer un camino arduo que nos desalienta, pero debemos estar convencidos que lo que nos espera al final es, sin duda, algo maravilloso y sorprendente, que nos ayudará a comprender mejor la voluntad de Dios y nuestra misión al servicio de su Reino.

 

En su homilía, en la misa con canonizaciones de los nuevos santos, Juan Bautista Scalabrini y Artémides Zatti, el Romano Pontífice dijo: “Caminar juntos, es incluir al otro. Escucharlo, acercarme al otro. Sentirnos todos pecadores, todos necesitados de la Misericordia de Cristo. Derribar las desigualdades y marginaciones. Caminar juntos es avanzar junto a los demás, no ser caminantes solitarios, esto es la fe cristiana, que nos invita a salir de nosotros mismos hacia Dios y hacia los hermanos, nunca a encerrarnos en nosotros mismos”.

 

También el camino cuaresmal y sinodal se asienta en dos grandes columnas, la tradición y la novedad. En la escena de la Transfiguración aparecen Moisés y Elías, personificaciones de la Ley y de los Profetas, aparecen junto a Jesús en el monte Tabor.

 

La novedad de Cristo, explica el Papa, es el cumplimiento de la antigua Alianza y de las promesas; es inseparable de la historia de Dios con su pueblo y revela su sentido profundo. Que importante es hoy tomar este aspecto en cuenta, en una sociedad que olvida tan rápido sus raíces más profundas, revalorizar nuestro pasado de fe, las tradiciones y buenas costumbres que hemos heredado de nuestros abuelos para sacar del tesoro de la experiencia y la sabiduría de los abuelos y dar lo mejor a nuestras nuevas generaciones (Mt 13,52).

 

Se nos ha hecho ver la novedad como moda, improvisación, moderno y divorciado con lo antiguo, cuando en realidad la novedad, o lo nuevo es fruto precisamente de la experiencia del pasado, de lo vivido a plenitud, por ello el mismo Señor nos ha dicho: “he aquí que yo hago nuevas todas las cosas” (Ap. 21,5)

 

Nos dice Francisco: “De manera similar, el camino sinodal está arraigado en la tradición de la Iglesia y, al mismo tiempo, abierto a la novedad. La tradición es fuente de inspiración para buscar nuevos caminos, evitando las tentaciones opuestas del inmovilismo y de la experimentación improvisada”.

 

Por último, en el mensaje se sugiere los dos senderos sugeridos por Francisco: escucharlo y afrontar la realidad, para subir junto a Jesús y con Él llegar a la meta. Escucharlo a lo hondo del corazón para poder asumir y afrontar nuestras luchas cotidianas, dificultades y contradicciones.

 

Pidamos al Señor que no dejemos que caiga en saco roto su Palabra. Que nos conceda la gracia como en los hermanos y hermanas de la Iglesia de escucharnos unos a otros al estilo de una Iglesia sinodal.

Bajemos a la llanura y que la gracia que hemos experimentado nos sostenga para ser artesanos de la sinodalidad en la vida ordinaria de nuestras comunidades.

 

Mérida, 26 de febrero de 2023





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