Mérida, Noviembre Miércoles 29, 2023, 08:58 am
bajarigua@gmail.com
En la ciudad de Ejido nació un
caballero de nombre Guillermo Soto Rosa, quien hizo sus estudios en el
meritorio Colegio San José de Mérida. Este colegio fue fundado por los jesuitas
y le dio a la capital del estado Mérida un prestigio por su honradez y servicio
al prójimo. Hay que destacar que la formación intelectual y deportiva de Soto
Rosa transcurrió precisamente allí. Era ingeniero de profesión y fue egresado de las aulas universitarias
de la ilustre Universidad de los Andes. Fue hijo del coronel José María Soto
Rosa, un llanero del estado Barinas, y su progenitora merideña era Ana Emilia
Monsant.
El ilustre Guillermo Soto Rosa, nació en Ejido un 14 de abril de 1928. Algunos
biógrafos señalan que este merideño ejemplar se destacó en el fútbol como un
gran delantero, y que jugó en los
equipos de San José, Universidad de los Andes, Liceo Libertador y San Ignacio
de Loyola, en la que sobresalió como un gran goleador. El historiador y
crónista honorario de Mérida, Adelmo Peña Vega, es autor de un libro acucioso sobre
la historia del equipo Estudiantes de Mérida y su fundador: Guillermo Soto
Rosa. Él era un hombre que se esmeraba en ayudar; trabajaba y colaboraba con la
formación de los semilleros del futbol merideño. A muchos deportistas jóvenes
vistió de glorias. Era sencillo y lleno de humildad, venía de una formación amplia en virtudes, y se hizo gran
futbolista y dirigente gremial de deportes y técnico, así como fundador del
equipo rojo y blanco junto a otros compañeros.
A sus 20 años, ya en 1948, se
desempeñó como comisionado de deportes. Dependía de la gobernación del Estado,
ya para 1956 se hace directivo del club de fútbol San José, y fue ingeniero en
las dependencias del Ministerio de Obras públicas (MOP) en la ciudad de
Caracas. Es en Barquisimeto donde se
realizó el primer Campeonato Occidental de Fútbol, y este ilustre jugador se
destacó por una calidad futbolística que vistió de gloria aquella época de oro,
y logró una inmensa popularidad como goleador merideño.
Queremos homenajear a uno de los
grandes del balompié que ha dado esta tierra de cañas y panelas, de las flores
y de la miel, Ejido, de donde era oriundo Guillermo Soto Rosa, y que gracias a
la tríada deportiva del Colegio San José, la Universidad de los Andes y el liceo
Libertador, fundó la primera Asociación de Fútbol Merideño que dio sus primeros
pasos para la organización de las competencias locales desde el año 1936. Todo
esto se hizo por iniciativa de muchos ilustres hombres de instituciones
respetables y de grandes hazañas deportivas en Mérida.
A partir de esta iniciativa se
constituyó después la Federación Occidental de Fútbol en 1949. Más adelante
esta federación se vinculó con la Asociación Nacional del Distrito Federal y
estado Miranda, lo que vino a determinar el nacimiento de la Federación
Venezolana de Fútbol. Es importante señalar que esa época fue característica de
hombres probos, de una estatura moral que presidían instituciones de gran
fortaleza. En esa dimensión, Soto Rosa se hizo grande, y se destacó en aquellos
años llenos de entusiasmo y de años irrepetibles para el fútbol venezolano.
En 1962, sin fortuna y sin padrinos, se
disputó la presidencia de la Federación Venezolana de Fútbol. Era la oportunidad
de la provincia y de los hombres que habían demostrado saber del balompié, y
conocer la problemática que vivía el día a día este deporte. El 5 de septiembre
de 1969 se inauguró el Estadio Olímpico de la ciudad de Mérida, y dos años más
tarde, un 12 de octubre de 1971, se realizó el primer partido oficial de Estudiantes
de Mérida, llamado también el equipo del pueblo merideño. A Guillermo Soto Rosa
le correspondió hacer el saque inicial para aquel juego, que al final ganó con el
marcador 2 goles por 1 al deportivo portugués de la ciudad de Caracas.
Desde que se fundó el equipo
Estudiantes de Mérida, Guillermo Soto
Rosa siempre estuvo al lado del equipo del pueblo. Llegó a ser parte de su
directiva, fue vocal, asesor, presidente honorario, vicepresidente y presidente
de dicha organización. Por eso, para
reconocer su trayectoria futbolística y los méritos ganados a través de su
incansable labor por el futbol nacional y regional, se le nombró presidente honorario vitalicio del
equipo rojo y blanco, y aquella tarde del 12 de Octubre de 1971, con la
presencia de unos 10 mil espectadores en el estadio que hoy lleva su nombre, allí
donde el
equipo rojo y blanco le ganó 2 a 1 al Portugués de Caracas, este insigne
jugador el pueblo de Mérida en conjunto con sus instituciones honró al pueblo
emeritense al ponerle su nombre al Estadio Olímpico de la ciudad.
En 1970, tanto el Vasco José
Arano y Luis Ghersi conjuntamente con Guillermo Soto Rosa, van a fundar la
semilla del equipo Estudiantes de Mérida, el cual se hizo realidad en 1971.
Otro de los crónista del Estudiantes, Pedro Quintero, ha señalado en algunas de
sus crónicas gráficas que Guillermo Soto Rosa -por más de cuatro décadas- ha
sido padre y mentor del equipo, aunque mucho de los males que padeció el equipo
después se debió a la ausencia de personas como Guillermo Soto Rosa, que tenían
claridad, y sabían a dónde guiar dicho club de Estudiantes; lo que significaba
vestir su camiseta. Seguramente a Soto Rosa no le agradaría si estuviese vivo
lo que otros han hecho con el equipo del pueblo que además es patrimonio del
soberano merideño.
En esta pequeña crónica buscamos homenajear
a gente sencilla que dio grandes pasos en favor del pueblo de Mérida y de
Venezuela, como Guillermo Soto Rosa, Luis Ghersi, José Arano… y que dirá
también el jugador Mono Rivas de tantas anécdotas y que siempre estuvo en el
equipo, pues a éste no se le ha hecho ningún homenaje. Lo mismo sucede con
muchos seres que llenaron de hazañas al pueblo que los vio nacer, crecer y dar
esos triunfos, como los que hoy necesita este pueblo sufrido y maltratado para que
alegren su victoria los hijos de historia y leyendas deportivas como esos
muchachos del barrio a los que se les hace cuesta arriba adquirir un balón de
futbol, por decir lo menos.
Guillermo Soto Rosa, el patriarca del fútbol, falleció
en la ciudad de Caracas el 12 de marzo de 2010 a la edad de 81 años, y en su
paso por esta tierra demostró siempre ser amable, demostró su gentilicio merideño
y su incansable lucha por ver siempre a su equipo en lo más alto del pódium rojo
y blanco.
En Mérida se acostumbraba los
días domingo ir a la casa de Dios, y después de escuchar la Santa Misa. Luego
la gente iba al estadio Soto Rosa apoyar al equipo del pueblo. Ya en muchas
familias se hacía esta tradición. Al celebrar sus cincuenta años el equipo de
fútbol bajo el esplendor de las montañas sobre la Ciudad de Mérida, cristiana y
académica, surgió la unión de la Universidad de los Andes, que aquel 29 de
Marzo de 1785 había fundado el Fray Juan
Ramos de Lora en la sede del Colegio Seminario de san Buenaventura de Mérida,
lo que luego le dio paso a lo que es hoy La ULA.
En un modesto apartamento de la Av. 16 de
septiembre, se reunieron los fundadores del equipo estudiantes de Mérida. Se
cuenta que en los años 20, los jesuitas traían en su equipaje algunos balones
de fútbol, además de sus biblias, crucifijos, catecismos y otras cosas de su
servicio a Dios. La pasión de los
sacerdotes jesuitas por el balompié la habían labrado en su natal Bilbao
(Vizcaya, España), lo cual aupó al Atlético club de Bilbao, según señala el
cronista e historiador Adelmo Peña Vega. Este Atlético es uno de los clubes más
antiguos de la nación ibérica fundada en 1898.
En 1927 la Compañía de Jesús sembró
en Mérida su proyecto educativo fundando el Colegio San José, y es cuando se
hicieron sentir los balones, así como los colores de franja rojo y blanco de la
camiseta de Estudiantes. Estos habían sido los colores del Atlético de Bilbao y
del Colegio San José de Mérida, como una demostración de amor de los padres jesuitas
por el legendario Club de Bilbao.