Comienza campaña electoral primaria por Edgar Márquez C.
Este martes veintidós de agosto comienza la campaña electoral para la elección primaria de los sectores no involucrados en el gobierno imperante. El presidente de la comisión nacional, el catedrático Jesús María Casal, ha invitado a toda la sociedad para sumarse al proceso, en procura de alcanzar un gran resultado.
Los analistas, que son muchos y cuyas predicciones nunca son evaluadas a posteriori, han estado observando una creciente motivación del electorado, lo cual sirve para hacer suposiciones en torno a las cifras de participantes, estimando que habrá entre tres y cinco millones de electores.
En las consultas populares de 2016 y 2020, la primera con amplio consenso y la segunda con saboteadores, las cifras estuvieron por encima de los seis millones cuatrocientos mil. Ahora, con una diáspora regada por el mundo, de más de cinco millones (y hablan hasta de más) es previsible que el número sea inferior.
Y con mucha razón, porque son opositores los que en masa se han ido, desconfiando de la capacidad del gobierno para resolver esta situación de dificultades que vivimos y porque no creen que haya un viraje hacia las políticas liberales y de progreso.
La elección primaria ha superado varios tropiezos, perfectamente bien calculados por los enemigos que los han inventado. El régimen ideó la renuncia de los rectores del poder electoral para asomar la imposibilidad de contar con sedes para la votación y máquinas de sufragio, lo cual se superó en forma rápida. Luego hubo “candidatos” que hicieron activismo para cobrar notoriedad y luego no se inscribieron. Caso del cómico oriental y de Antonio Ecarri, entre otros.
Enseguida, un funcionario de menor (y escasa) jerarquía, dentro del órgano contralor nacional, anunció la inhabilitación de la candidata Machado Parisca, asunto que dio lugar a numerosos comentarios y revisiones teóricas. Esto tuvo su efecto negativo, porque los propios opositores se encargaron de difundir el asunto y aumentar las dudas. Se superó con la presencia de la candidata en varios lugares, desafiando a sus enemigos y diciendo “vamos hasta el final”.
Para no dejar hasta allí los tropiezos, vino la renuncia de una de las directoras de la comisión nacional de primaria, la señora Uzcátegui (Trujillana). Lo hizo luego de que horas antes había estado en el Estado Zulia y de que dos días antes había asegurado la seguridad del proceso y su éxito. Nada pasó. El efecto fue su defenestración, porque ya nadie se acuerda de ella y dejó su prestigio en la acera del olvido.
Estas cosas las digo como lección para que mis electores entiendan que la política es difícil, controvertida, desigual e inesperada en hechos y reacciones, por lo que siempre se debe actuar con prudencia y mucha sensatez, sin dejarnos arropar por el pesimismo, por la envidia o por las ambiciones desmedidas.
Soy partidario de la elección primaria. En mi campaña por la Gobernación del Estado Mérida planteé la conveniencia de hacer una escogencia directa, de todos los merideños, entre el entonces titular del despacho y este servidor. Lo hice porque creo en la soberanía popular, para escoger y ser escogido, y para que la democracia sea expresión de las mayorías y no de consensos hechos detrás de la puerta, a escondidas, o como dicen popularmente “entre gallos y medianoche”.