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Analistas de pacotilla por Alirio Pérez lo Presti

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Analistas de pacotilla por Alirio Pérez lo Presti


La política es un arte, que en ocasiones desafía la lógica y el sentido común. Si partimos señalando que la lógica y el sentido común no siempre van de la mano con los fenómenos políticos, el margen de maniobra para la interpretación de estos asuntos requiere habilidades más amplias para poder entender lo que ocurre. En general, incluso en los más conspicuos e inteligentes estudiosos de los fenómenos que atañen a la vida en sociedad, las interpretaciones que se hacen son desde juicios previos ya elaborados. En otras palabras, cuando, desde el prejuicio (entendido como juicio previamente ya establecido sobre algo) se intenta analizar un asunto, se termina por exponer la visión desde una posición en la cual el análisis se encuentra limitado y condicionado. De ahí que, en la mayoría de los casos, lejos de ser “análisis”, vemos la posición propia de quienes desde su barra apuestan por una postura determinada, que en muchos casos se parece a la hinchada de un equipo de fútbol, incluso a la irracional barra brava. Esto lo vemos hasta en las mentes más elaboradas.

Líneas editoriales

Los medios de comunicación representan grupos que se van consolidando en relación con la promoción de cierto tipo de información, que configura una línea editorial. Toda línea editorial responde a una serie de juicios, prejuicios e intereses que incluso, en los medios que intentan ser más objetivos, se tiende a favorecer una postura sobre otra. Algunos medios tratan de ser mesurados e intentan presentar las dos caras de la moneda, sin embargo, el espíritu del medio, su trasfondo, obedece a una serie de objetivos que lo configuran. Con el auge de las redes sociales y su exponencial poder, los medios de comunicación tal como los conocíamos, cambiaron en un par de décadas de manera drástica. Hoy en día, lo que diga una persona que se haya hecho de un gran número de seguidores en las redes, no sólo moldea la opinión pública, sino que se termina constituyendo precisamente en la opinión pública. Como todo, al final, vencerá el principio de realidad. Por mayor capacidad persuasiva que pueda tener una persona o un grupo, la realidad se impondrá.


Los nuevos medios

Los nuevos medios, que ya no son tan nuevos, han desplazado las formas habituales de buscar información. El libro era el camino para acceder a ciertos conocimientos de manera tradicional. Ya no. Cualquier persona con una plataforma tecnológica básica es capaz de generar opinión pública e implantar puntos de vista. La caducidad de las formas tradicionales de comunicación es cada vez más notable, lo cual nos va a llevar a extremos de complejidad ante la llegada y convivencia cotidiana de lo que se ha llamado “inteligencia artificial.” Pareciera que se va creando la falsa impresión de que la inteligencia ha dejado de ser útil, lo cual es precisamente un signo de nuestros tiempos y un asunto propio de la contemporaneidad. Cada vez se necesita de mayor acuciosidad y espíritu crítico para comprender los alcances de estas tecnologías y poderlas interpretar y usar de la mejor forma. En un mundo en el cual hay guerras y epidemias, el artificio de la “inteligencia artificial” pareciera ser extravagante, pero así es la realidad y si no podemos cambiarla; entonces el gran desafío para el filósofo del presente, al igual de quienes le precedieron, es tratar de interpretarla. Cuando era niño me decían que los “comics” embrutecían. Actualmente escucho que las redes sociales embrutecen. Pues sí, es verdad, los comics y las redes embrutecen.

Los besos son húmedos

Por más que se intente robotizar lo humano, el cuerpo y las emociones siguen siendo las mismas que las que tenía el hombre de las cavernas. De ahí que, en el fondo, las maneras como vamos recreando y construyendo la realidad tienen un sustrato biológico imposible de modificar. Cuando se juega a la construcción y deconstrucción de las narrativas y los discursos, sólo se imponen costumbres (cuando no modas) que no modifican para nada la esencia profunda de lo humano, en la cual la razón siempre va a ser esclava de las pasiones. De ahí que disciplinas como las humanísticas y particularmente la filosofía, espacios para pensar, son tablas de salvación que permiten aclarar el aparente desorden en el cual vivimos e interactuamos. Si lo vemos con lupa, somos la deriva de una serie de eventos que nos precedieron y nos colocaron justo en el lugar en donde nos encontramos. Probablemente falte poco para bestializarnos o tal vez lo humano se robotice. No lo sabemos. Lo importante es no tratar de ser pitonisas en tierra de nadie sino anclarse lo suficiente para aportar un grano de entendimiento a la realidad que nos circunda. Por muchos intentos que hagamos porque las cosas se amolden a nuestras ideas y preconcepciones de la vida, la realidad siempre se saldrá con las suyas. No es malo soñar. Pero es profundamente peligroso no despertarse de un eterno sueño.

Filósofo, psiquiatra y escritor venezolano.
alirioperezlopresti@gmail.com
@perezlopresti                                        





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