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Por Arinda Engelke

Frontera Literaria por Arinda Engelke.



Frontera Literaria por Arinda Engelke.

 ¡Vuelven los Fantasmas! Una Alegría de Octubre entre Luces y Sombras

Octubre, con sus hojas cayendo y su atmósfera de misterio, culmina en una noche donde lo invisible parece asomar. Hablamos de Halloween, una celebración que, como las historias de fantasmas, vive entre la tradición y la modernidad. Para algunos es una fiesta "pagana" que se remonta al antiguo festival celta del Samhain (fin de la cosecha e inicio del "año oscuro"), un momento en el que se creía que la línea entre el mundo de los vivos y el de los muertos se difuminaba. Para otros, es simplemente la excusa perfecta para el jolgorio: disfraces, dulces y diversión alusiva.

Esta dualidad entre lo místico y lo festivo, entre la oscuridad y el deleite, nos recuerda a un maravilloso libro venezolano que conecta profundamente con la esencia de estas fechas: "¡Vuelven los fantasmas!" de nuestra querida Mercedes Franco, con ilustraciones de ensueño de Mariam Díaz.

La Nostalgia de la Penumbra y la Tradición

En el prólogo de su obra, Mercedes Franco nos regala una estampa que hoy parece un eco de otros tiempos, pero que resuena con la fascinación de Halloween. Ella decía:

"Hace apenas unos sesenta años, en Venezuela todo el mundo creía en fantasmas. Aún no había llegado la luz eléctrica en los pueblos, así que imagínense una casa iluminada tan solo por alguna vela y situada en una calle oscura, en la que, cada cierto trecho, palpitaba débilmente la luz de un farolito de kerosen... Los que vivían allí, a veces se sentían solos y asustados, y si pasaba un perro por la calle y su silueta se deformaba bajo el farol, fácilmente podían confundirla con un fantasma o un ser sobrenatural. Con la llegada de la luz eléctrica y de la televisión a las ciudades, los fantasmas fueron desapareciendo, poco a poco, de las conversaciones cotidianas y de muchos cuentos, y sin duda, se sintieron cada vez más solitarios..."

Lo que la autora plantea es una deliciosa y nostálgica alegoría: la luz eléctrica, el progreso, espantó a los fantasmas, obligándolos a "refugiarse en algún lugar a oscuras, de donde casi no salen".

Un Brindis por lo que Regresa

Aquí, en el mes de las brujas y las calabazas, podemos darle un giro a la reflexión de Mercedes. Si bien la realidad de la iluminación eléctrica ha tenido sus desafíos en la actualidad, y el temor a la oscuridad es real, enfoquémonos en la alegría y la resiliencia que resurgen con estas fechas.Afortunadamente, el panorama ha mejorado, y la luz, como las tradiciones, parece negarse a desaparecer por completo. Y es precisamente en esta ambigüedad donde se enmarca Halloween. Es una fecha donde el miedo se convierte en juego, donde el vestirse de fantasma no asusta, sino que divierte.

La Fiesta de la Tradición Oral y Escrita

El regreso de lo "fantasmagórico" en nuestro imaginario, impulsado por Halloween, nos invita a revivir no solo los temores, sino también las ricas leyendas y el folclore.

Samhain y la Memoria: Como bien lo menciona la literatura sobre el tema (por ejemplo, el libro "Halloween: La muerte sale de fiesta" de David J. Skal, que traza la historia cultural de esta fiesta), la víspera de Todos los Santos (el "All Hallows’ Eve" que se convirtió en Halloween) era una noche para recordar y honrar a los ancestros, para poner ofrendas a los espíritus (de donde viene la tradición del "Trick or Treat" o "truco o trato") y para encender linternas (originalmente nabos, luego calabazas) para guiar o ahuyentar a las almas.

El Folclore Nacional: Al igual que en las costumbres celtas, en nuestra tradición las noches sin luz de antaño estaban pobladas por los Encantados, los Ceretones, el Hachador, el Abuelón e incluso, la famosa Llorona. Son personajes que, al igual que los fantasmas de la escritora Franco, forman parte de nuestro acervo cultural.

La alegría de Halloween reside en que nos permite jugar con estos miedos ancestrales en un ambiente controlado y festivo. Nos da permiso para sacar del rincón a la "oscuridad" y convertirla en una fiesta de disfraces y dulces.

Así que, tal vez, los fantasmas que huyeron no regresan para asustarnos con malas intenciones, sino, como dice Mercedes Franco: "con el deseo de que no los olvidemos, porque ellos forman también parte de nuestra tradición".

Este octubre, celebremos el regreso de los fantasmas: que vuelvan los cuentos, las leyendas, el juego con el misterio. Que la noche del 31 sea un farol de kerosen encendido con alegría, un reencuentro lúdico con nuestras propias sombras y leyendas. ¡Feliz Hallowee

Gracias a Librería Temas por facilitarnos el material necesario para hacer estas reseñas.