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Arte y fe: el mosaiquista de José Gregorio Hernández

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JOSÉ GREGORIO HERNÁNDEZ



CARACAS.- Cuando Luis Enrique Mogollón realizó el mural de José Gregorio Hernández hace más de un año, no se imaginó que un día recibiría la llamada del párroco de Isnotú, estado Trujillo, Jhon Magdaleno Álvarez, para informarle que la obra sería develada en la ceremonia principal de beatificación del médico de los pobres en Caracas.


Desde pequeño cosechó el amor por las artes plásticas, cuando veía a su padre crearlas con pasión y fervor en el taller que poseen en Barquisimeto, estado Lara. Allí también nació.


En las mañanas estudiaba en el colegio Martín Tovar y Tovar y en el tiempo libre trabajaba y ayudaba a su progenitor, pero quería algo más: experimentar por cuenta propia el muralismo y ser artífice de nuevas creaciones.


“Quería hacer algo donde pudiera dejar huella, algo que marcara y dejara un  legado. Comencé mis primeros pasos como mosaiquista con foami, me atreví a hacer una muestra que dio buenos resultados».

Pero hay una que guardaba con recelo, quizá por el valor sentimental particular que envuelve la devoción y el esfuerzo de la minuciosidad con la cual la trabajó durante tres meses.

Mosaico «Amigos para siempre»

Ha diseñado rostros por pedidos personales, paisajes, vírgenes y hasta un mural para recordar a los peloteros larenses fallecidos en un accidente de tránsito en 2018: Luis Valbuena y José Castillo.

Su firma también ha llegado a Estados Unidos, Panamá y Colombia, a través de obras elaboradas por encargo.

Mosaico en honor a Lara y a la «Divina Pastora»

Perdió la cuenta de cuántas obras ha realizado, pero no olvida que la primera de ellas fue en honor a la virgen de la Divina Pastora, patrona de Lara. Un mural osado para un joven con poca experiencia profesional: 50 metros de largo por 8 metros de largo. Lo culminó en cinco meses y lo llamó “Íconos Larenses”, porque combina esta advocación de la madre de Dios con los paisajes característicos de la entidad central.


“Nuestro Santo Venezolano” consta de piezas hasta de un milímetro de espesor en los ojos para lograr efectos, mide 3, 10 metros de alto por 2,10 de ancho metro y está elaborado con cerámica importada y cristales y espejos.

Luis Enrique Mogollón, creador del mosaico «Nuestro Santo Venezolano»

Se mantenía allí guardada en el taller, a la espera de algún momento especial, ese que llegó en junio de 2020 cuando la Conferencia Episcopal de Venezuela anunció que José Gregorio Hernández sería beatificado.


“Hace muchos años, cuando era niño, mi hermano fue desahuciado por los médicos, incluso le llevaron padres a la casa para sus últimos momentos, fuimos innumerables veces al santuario de Isnotú, haciendo promesas para que mi hermano se curara. Ya hoy mi hermano es el alma de la fiesta, está totalmente sano”.


“Lo tenía como un sueño poder lograr tener mi obra en Isnotú, y mi sueño hoy se convierte en realidad”.

Actualmente «Nuestro Santo Venezolano» está exhibido dentro del santuario sobre una estructura de metal con madera, entre el 3 y 4 de mayo se instalará formalmente en este lugar de fe, frente a la Iglesia Nuestra Señora del Rosario, y allí quedará definitivamente para recibir a los fieles.

Eso lo llevó a una promesa que años después cumplió: llevar una obra al pueblo natal de Hernández: Isnotú.

La veneración al Siervo de Dios le nació desde pequeño y se reforzó en su edad adulta cuando nació su hija. Estuvo 20 días en cuidados intensivos debido a una deficiencia respiratoria. «Después de pedirle a Dios, a la Divina Pastora y al doctor José Gregorio, ya hoy es una joven sana».

Luis Enrique Mogollón se declara enamorado del poblado trujillano y ese sentimiento lo traslada a un proyecto que secretamente va ideando y dibujando día a día, para embellecer la entrada con una imagen de cuerpo entero de José Gregorio Hernández de aproximadamente seis metros de alto.


Será su modo de agradecer tanta atención, apoyo y cariño que le han mostrado sus habitantes e integrantes de la Iglesia local; una manera de abogar por la unión en el país y un cobijo para la fe.


«Si unimos como por decir un mosaico, piecita a piecita, podremos lograr grandes cosas”.

UR









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