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El último regalo de Isabel Preysler a Mario Vargas Llosa

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Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa en una corrida de toros GTRES


La pareja visitó Toledo para recoger la espada que unos amigos de Isabel le han hecho para la toma de posesión del sillón de la Academia francesa

Felicitarnos el año es una buena y cariñosa excusa para testar cómo se encuentra Isabel Preysler tras el huracán mediático de su ruptura con Mario Vargas Llosa. Al igual que cada año por estas fechas se encuentra disfrutando de sus hijos y sus nietos en EE.UU. «Feliz año, estoy bien, ya sabes que podré tener muchos defectos, pero nunca miento», responde al otro lado del teléfono muy educada. Los motivos de su ruptura tal y como expresó a la revista '¡Hola!' fueron unos celos infundados de Mario hacía ella. Una actitud que se había repetido ya varias veces y de la que fueron testigos amigos de la pareja, en diferentes ocasiones tal y como ha podido saber este periódico, aunque prefieren no decirlo públicamente.

No existe ninguna razón más de peso. Tal y como contó ABC, el 30 de noviembre, tras la fiesta de Moet & Chandon, a la que Isabel acudió junto a su hija Ana Boyer, se produjo la última situación incómoda y el Nobel abandonó la casa de Puerta de Hierro, sin sus pertenencias, pues tenía la intención de volver como había sucedido en ocasiones anteriores. Lo que él no esperaba, es que Isabel no querría que volviese nunca más. Tal y como contó Kiko Matamoros en 'Sálvame', esta le mandó una carta que el escritor peruano no esperaba en la que se despedía diciéndole que no volviese nunca más a la casa. Algo que hasta ahora no le había hecho ninguna mujer con las que había estado. De ahí, que pueda entenderse el desencanto y el despechó del Nobel por la ruptura, a juzgar por sus palabras y por las informaciones que su entorno se ha encargado de filtrar para intentar desprestigiarla.

Una actitud que Preysler, no va a entrar a valorar, ya que en muchas ocasiones tanto en público como en privado expresó que no quería casarse con él. Y las veces que se le preguntó directamente, siempre intentó dar una respuesta cariñosa sobre ese deseo para no herir los sentimientos de la entonces su pareja. Estaría bien que se le preguntase al Nobel directamente si alguna vez Isabel le habló de casarse o formalizar su unión. Según los amigos de ella, nunca tuvo intención.

Al igual, que tampoco se entienden los desprecios hacía la forma de vivir de Mario de los últimos años. Tanto los hijos de Isabel como el personal de servicio y los amigos en común se han desvivido por hacer feliz al escritor. La casa de Puerta de Hierro era un ir y venir de almuerzos, entrevistas, y reuniones que tenía. También han pasado por allí, Álvaro y Morgana, y sus respectivas familias, siempre que han querido. Aunque los comienzos fueron convulsos, con el paso del tiempo, Isabel, experta en unir familias, supo tender puentes y mantener una relación exquisita, de la que muchos han sido testigos.

Carmencita murió

El cuento 'Los vientos', escrito por Mario Vargas Llosa en 2020 y que según muchos sería premonitorio de la ruptura y que deja entrever entre líneas que todavía sigue enamorado de su ex mujer Patricia Llosa, hay que terminarlo para saber que no es así. Cuando habla de Carmencita no es su ex y que cuando se refiere al enamoramiento de la ya famosa pichula no habla de Isabel, sino de alguna relación anterior. «Pero, en cambio, de Carmencita, mi mujer por muchos años, me acuerdo muy bien. Solo que no hablo con Osorio nunca de ella. Todas las noches, parece mentira, desde que cometí la locura de abandonarla pienso en ella y me asaltan los remordimientos. Creo que solo una cosa hice mal en la vida: abandonar a Carmencita por una mujer que no valía la pena. Ella nunca me perdonó, por supuesto, jamás pude amistarme con ella, y, para colmo, Carmencita se casó con Roberto Sanabria, mi mejor amigo hasta entonces«, dice en el cuento.

Y continúa relatando los motivos por los que nunca más la volvió a ver: «Solo muchos años después de lo ocurrido me enteré del accidente en el que había perdido la vida. Ya me olvidé del nombre de aquella mujer por la que abandoné a Carmencita; volverá a mi memoria, sin duda, aunque, si no volviera, tampoco me importaría. Nunca la quise. Fue un enamoramiento violento y pasajero, una de esas locuras que revientan una vida. Por hacer lo que hice, mi vida se reventó y ya nunca más fui feliz«, continúa relatando Llosa en el ya famoso cuento, algo escatológico y que ha dado para muchas especulaciones. Y que, en caso de ser real, por tiempos no se refiere a Isabel ni tampoco a su ex mujer, Patricia Llosa.

Un recuerdo personal

El Nobel hispanoperuano, de 85 años, fue elegido el pasado 25 de noviembre como miembro de la Academia Francesa, convirtiéndose en el primer autor que no escribe en lengua francesa, que entra en la institución fundada en 1635. El acto de toma de posesión del sillón número 18 tendrá lugar el próximo mes de febrero en una ceremonia que consta de un rígido protocolo, como no podía ser de otra forma en una institución fundada por el cardenal Richelieu. Se celebrará a puerta cerrada y el candidato, en este caso, Mario Vargas Llosa, leerá un discurso y vestirá el uniforme verde bordado, con la tradicional espada.

Esta última tal y como ha podido saber ABC fue un regalo de Isabel, ya que ha sido elaborada por un amigo de la familia Preysler que tiene un taller de artesanía centenario en Toledo. De ahí que se viese a la pareja junta en el municipio manchego, el lunes 5 de diciembre, a pesar de que ya habían roto la relación. Ambos acudieron a recogerla. Un bonito gesto, para un final agridulce. Y aunque el destino no situé a Isabel en esa ceremonia, si estará presente a través de la espada.


ABC






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