Mérida, Mayo Viernes 23, 2025, 11:43 pm
La mañana del lunes de octava de Pascua, 21
de marzo de 2025, nos sorprendió la triste noticia de la partida a la Casa del
Padre de nuestro amado Papa Francisco, el papa para todos, porque
indistintamente de ser Sucesor de Pedro y cabeza de la Iglesia Católica, su liderazgo trascendió la religión misma, intentando
acercarse a todos.
Numerosos encuentros con el mundo hebreo,
especiales momentos de diálogos y amistad con rabinos, con el Islam con los
sunitas y chiitas, con los de izquierda y derecha, con los creyentes y con los
no creyentes, con las minorías católicas, a ellos dedicó gran parte de sus
viajes apostólicos haciéndolos sentir hijos, hermanos y amigos, como bien lo
repetía él mismo: “en la Iglesia hay espacio para todos, también para el que se
equivoca, para el que se cae, para el que le cuesta”.
Con todos, porque no hubo situación humana en
la que no se conmoviera y se sintiera implicado: descartados, pobres, migrantes,
excluidos, enfermos, presos, pecadores, niños, ancianos, mujeres,
sobrevivientes de tragedias, ricos, empresarios, artistas, políticos de todas
las tendencias; con todos, estuvo con todos, los recibió a todos, los escuchó a
todos.
Jorge Mario Bergolio Sívori había nacido en
Argentina, en el barrio porteño de Flores, el 17 de diciembre de 1936, con una
familia procedente de la migración del Piamonte y Génova – Italia. Sacerdote
jesuita en 1969. Consagrado como Obispo auxiliar de Buenos Aires en 1992, luego
su Arzobispado en 1998, en 2001 Juan Pablo II lo hace miembro del colegio
cardenalicio y tras la renuncia del Papa Benedicto XVI, es llamado como sucesor
de San Pedro el 13 de marzo de 2013, convirtiéndose en el Papa número 266, con
el nombre de Francisco, con su mismo ideal “re-construye la Iglesia de Cristo”,
entregando su alma al Señor en plena octava de Pascua, el 21 de abril de 2025 a
la edad de 88 años. Fueron 12 años de fecunda siembra de Evangelio a diestra y
siniestra.
Durante su Pontificado, el primer Papa
latinoamericano realizó 47 viajes internacionales,
siendo el primer Santo Padre en visitar países como Myanmar, Emiratos Árabes
Unidos, Macedonia del Norte, Irak, Baréin, Sudán del Sur y Mongolia. Fueron más
de 65 países en todos los continentes
en lo que llevó el Evangelio a las periferias.
Francisco elevó a los altares a
más de 900 personas, incluidas figuras como su querido predecesor, san Juan
Pablo II y la Madre Teresa de Calcuta. En esta misma línea, beatificó a más de
1,350 personas, entre las que destaca nuestro Dr. José Gregorio Hernández, el
30 de abril de 2021. Asimismo, deja dos regalos para Venezuela en este 2025,
las firmas de los decretos para las canonizaciones de nuestro médico de los
pobres, el 25 de febrero, y el de la Madre Carmen Rendiles, el 31 de marzo.
Signo de su cercanía y amor por nuestra patria.
Entre sus escritos más
importantes están sus cuatro encíclicas:
Lumen Fidei (2013), en ella aborda
la fe como la luz que guía la vida del creyente, en diálogo con la razón y en
continuidad con la Revelación. Le sigue Laudato Si (2015),
enfocada principalmente en el cuidado del medio ambiente, insistiendo el Papa
en la protección de la “casa común” y denuncia el daño causado por el hombre al
planeta. En tercer lugar, Fratelli Tutti (2020),
gira en torno a la fraternidad y la amistad social. Además, propone la una
cultura del encuentro frente al individualismo, el nacionalismo extremo y la
indiferencia. Por último, Dilexit Nos (2024),
“Nos amó”, centrada en el amor humano y divino manifestado en el Corazón de
Jesucristo, e invita a redescubrir el valor del “corazón” como núcleo de la
vida espiritual, personal y social.
El Papa Francisco fue el pastor de la
misericordia, conmovió al mundo en tiempos de pandemia, el 27 de marzo de 2020,
en medio de la soledad de la plaza San Pedro, bendijo al mundo clamando por la
salud y la vida de la humanidad.
Como recuerdo
personal me queda la visita que hicimos un grupo de sacerdotes venezolanos con
motivo de la Visita ad Limina de 2018, tuve la oportunidad de ofrecerle un
modesto detalle, café de mi pueblo, yo muy orgulloso le dije: “Santidad le
traje café de Canaguá” y me dijo: ¿Dónde queda Canaguá? Nuestro Arzobispo, que
estaba al lado, le dijo bromeando: Canaguá queda en el fin del mundo, y el papa
soltó una carcajada me dijo: “entonces Canaguá está más lejos que Argentina”.
Gracias Santo Padre por tu sencillez y cercanía, por tu legado de pastor con
olor a oveja, por tu manera de vivir, de ser Iglesia, de
servir, de hacerse el último, y de trabajar sin descanso hasta gastarse.
Gracias Francisco por ser pobre
con los pobres,
por anunciar el evangelio de la alegría, por preocuparte por la casa común, por
invitarnos a revolucionar el mundo con la fraternidad y la amistad social, por
hablar, escuchar y actuar desde el corazón. ¡Rezamos por vos!
Ya no escucharemos su voz en las
audiencias de los miércoles,pero su eco queda, como queda la luz
del Resucitado, que no desaparece cuando la mirada se apaga,
sino que brilla aún más en el corazón de los que creemos en la Vida Eterna.
Mérida,
27 de abril de 2025